“Supongo que estuve allí” nace donde nace el río Lérez. La idea (que tenía más forma de impulso o de huida, que de idea razonada) fue recorrer el río desde el nacimiento hasta la desembocadura, 60 km, partiendo de la premisa de que avanzar por un camino ya marcado es un ejercicio liberador que predispone a la reflexión.

El río se convierte en refugio, en el escenario de un viaje en busca del por qué y cómo hacer fotografías. Un viaje dónde el nacimiento del río Lérez es la página en blanco. Este proyecto supone un paréntesis en mi forma de trabajar habitual: es la primera vez que la materia prima es la naturaleza, reforzando así la idea de búsqueda iniciática, de volver a empezar al igual que hace el río.

El proyecto tiene tres partes indisolubles: el mapa con el recorrido subrayado, que hace referencia a la idea; el mosaico creado con las fotos tomadas durante el camino, que representa la idea resuelta; y por útlimo, la selección que considero que puedo enseñar sin camuflar entre el mosaico.

Una selección que tiene al menos dos elementos clave: por un lado son fotos en las que el río no se ve, o se ve velado. La atención se centra en detalles que están en los márgenes del río y no en la línea del río que los une a todos, con la intención de potenciar la idea de que no se trata de un propuesta documental, sino un ejercicio de introspección. Y el segundo elemento clave tiene que ver con la forma: la mayoría de las imágenes tienen el punto de interés en el centro, para remarcar la importacia de la concentración, de la constancia, de seguir los puntos hasta llegar al mar.